miércoles, enero 06, 2010

Carta a Orión




“Hubo dos cosas en las cuales nunca creí:
La primera, era que en este mundo había un ser perfecto para mí,
La segunda, que yo lo mereciera…”

Si pusieras tu oído en mi corazón escucharías el océano y sentirías este vacío que me quema… amo al ser que ama a otros seres y no  tengo defensas para apartarme de esta silenciosa intensidad.
Los dioses tiene razón para odiar tu belleza y mi amor tiene razones para esperar y ver este reflejo que es mi peor enemigo. La belleza es el muro de las frustraciones. ¿Quién soy? ¿O quien quiero ser?, estoy ofendido con esta imagen, con este cuerpo, con esta piel, con esta nariz, con estos labios… la belleza me es ajena esquiva, se burla de mi en los rostros de pálidas estatuas; desearía destruirlas con un soplido pero soy tan débil.
El destino me cubre con su caótica soledad y las voces de los amantes me torturan con su insinuante pasión. Sexo, pudor y lágrimas, el amor y el placer han quedado en letras. El éxtasis me incita a temerle a mi cuerpo, los demás cuerpos son poco para mis sensaciones.
Tengo desolados pasajes de silencio en mi mar. Tan oscuros, tan fríos. Siento mis huesos pesados, el alma hueca y abandonada. No soy más le hombre que este cuerpo guarda, tu fiel amor te espera en la perpetua luz del mundo de los sueños.

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